El siglo XX español volvió a alumbrar un nuevo Siglo de Oro de la poesía española (aunque algunos estudios lo llaman siglo de “Plata”) como lo fueron los siglos XVI y XVII en el apogeo de la poesía renacentista y barroca. En el caso del siglo XX, comienza con el pesimismo de la Generación del 98 que tuvo que cantar la pérdida definitiva de relevancia internacional de nuestro país simbolizado en la culminación de los procesos de independencia de nuestras colonias. Al formalismo inicial del modernismo sigue, coincidiendo con la I Guerra Mundial, una poesía que podemos llamar reformista, con los hermanos Machado o Juan Ramón Jiménez (premio Nóbel en 1956). Y por fin llega a España la explosión en todas las artes de un vanguardismo feroz que en poesía culmina con ciertas corrientes estéticas innovadoras como el surrealismo, conviviendo con otras de carácter más clásico, todas alrededor de la denominada Generación del 27 (Alberti, García Lorca, Dámaso Alonso…). A partir de aquí predomina en la lírica española el verso suelto, sin rima, pero se mantienen el soneto y el romance como tradicionales.
En 1936, la insurrección contra el Gobierno de la II República española por parte de los poderes tradicionales conservadores (ejército, clero, intereses económicos), acaba por convertirse en la herida fundamental de la sociedad española. A tres años de Guerra Civil sigue la dictadura del general Franco. La gran mayoría de la intelectualidad española huye al exilio (México, Argentina, Francia principalmente) y muchos mueren allí (Cernuda, Machado, León Felipe, Juan Ramón Jiménez…). También se constituye un “exilio interior” en el que destaca Vicente Aleixandre (premio Nóbel en 1977), representante del surrealismo.
La literatura y, en concreto la poesía, vive desde entonces unos años de “búsqueda” tras la trágica convulsión, que la conduce hacia una poesía existencial y desarraigada. No obstante, tras la II Guerra Mundial, el asentamiento del régimen militarista hace que en los años 50 la lírica española se centre en el realismo social (Gabriel Celaya, Ángel González). Además deciertos poetas que, como en todas las épocas son difícilmente encasillables en una “generación” ya sea por cuestiones líricas como políticas, como Luis Rosales, Blas de Otero, Claudio Rodríguez o José Hierro.
Se llega así hasta los años 70 en el que el deseo de ruptura con un régimen político que había durado cuatro decenios, en el mundo del arte conduce a un nuevo resurgir del vanguardismo y la experimentación que, en poesía toma diferentes personalidades de expresión, destacando los poetas denominados “novísimos” (Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Luis Alberto de Cuenca). También se “restaura” el dinamismo literario en lenguas diferentes de la castellana (vasco, catalán, gallego), que durante la II República había comenzado y fue interrumpido por la dictadura.
Este dinamismo y deseo de cambio culmina con el proceso de Transición española y el establecimiento de un régimen democrático y del Estado del Bienestar. A finales de los años 80 y durante los 90, en poesía se produce un proceso de bipolarización de las corrientes líricas, al modo del conceptismo y culteranismo barroco, con la poesía de la “Experiencia” por un lado (Luis García Montero) con una tendencia creciente hacia el conservadurismo, y la poesía de la “Diferencia” (José Ángel Valente , Antonio Gamoneda) por otro, buscando vías de expresión más experimentales pero que en cierto modo, en algunos de sus representantes ha conducido a un hermetismo elitista . Como en otras épocas históricas de nuestra lírica, a estas dos corrientes mayoritarias se suma un importante elenco de otros grandes poetas (Rafael Pérez Estrada, por ejemplo) cuya obra se resiste a ser calificada de modo estanco y cuya originalidad supera los encasillamientos excesivamente estrechos y formales.
El criterio de selección para la poesía del siglo XX incluye una condición previa que es no recoger en esta antología obra de poetas vivos. Por ello obviamos las tendencias de la Experiencia y la Diferencia e incluso la de los Novísimos, la mayoría de cuyos representantes siguen escribiendo en la actualidad.
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